Un diseño para la historia
Arne Jacobsen ya era un arquitecto y diseñador de prestigio cuando recibió el encargo de diseñar el SAS Royal Hotel de Copenhaguen. Fue uno de los primeros rascacielos de Dinamarca y un ejemplo perfecto de cómo Jacobsen dominaba todos los pasos del proceso arquitectónico, desde las líneas más amplias hasta los detalles más pequeños. Pero no solo se encargó de diseñar este monumental edificio, sino casi todo lo que había en él: muebles, iluminación, señalización, textiles e, incluso, la cubertería y la cristalería. Es así cómo nace la butaca Egg en 1958 para el vestíbulo del hotel.
Estructura en una sola pieza
Su característica principal es la forma curva en forma de huevo de una sola pieza, que integra asiento, respaldo y brazos. La butaca Egg se fabrica utilizando una técnica especial llamada “moldeo en frío”. En este proceso, el marco de acero se moldea a mano utilizando una espuma de poliuretano de alta densidad. Luego, se cubre con una capa de espuma de poliuretano suave y se tapiza con tela o cuero de alta calidad.
Su estructura está montada sobre una base giratoria de acero inoxidable, que permite que la silla gire 360 grados. Esta característica permite que tenga un leve balanceo, y hace que sea versátil y funcional, ya que se puede colocar en diferentes posiciones y ángulos según las preferencias del usuario.
Producción limitada
La empresa encargada de manufacturarla hasta el día de hoy, es la célebre editora de muebles Fritz Hansen. Nunca ha sido producida masivamente, pues sus formas cóncavas y convexas hacen que su tapizado sea manual y muy complejo, de ahí, su alto precio. Al día de hoy, la producción no supera los 10 ejemplares por semana.
Aunque existen muy pocos ejemplares del original, que alcanzan altos precios en el mercado, actualmente la firma escandinava Fritz Hansen posee los derechos de explotación del diseño, produciéndola y comercializándola desde los 6.800€ aproximadamente, dependiendo del tapizado.
Un icono contemporáneo
En un principio no tuvo la popularidad de otros diseños del Mid Century, dado su alto precio, pero pronto se convirtió en un icono del diseño danés, de elegancia moderna y estatus. No podía faltar en despachos ejecutivos, hoteles de prestigio y casas de diseño. De ahí dio un el salto a la pequeña y gran pantalla inspirando anuncios de televisión y siendo usado por actores como George Lazenby (James Bond). También la podemos reconocer en películas como Zoolander (arriba), Men in Black, la serie danesa The Bridge o el vídeo clip de los Beatles Help!
El padre del diseño danés
Arne Jacobsen nació en Copenhaguen en 1902, fue un arquitecto y diseñador industrial danés, que revolucionó el diseño industrial sobre todo con sus asientos curvos y atemporales. Tras estudiar cuatro años en una escuela de construcción, entró en la Facultad de Arquitectura de la Real Academia de Bellas Artes, de Copenhague, donde se graduó en 1927. Posteriormente creó su propio estudio en Hellerup para trabajar en arquitectura e interiorismo de forma independiente.
Arne Jacobsen era un hombre con el que era muy difícil trabajar, sarcástico y exigente, que incluso obligaba a sus empleados a trabajar las 24 horas del día en lugar de atender a sus familias. A pesar de sus peculiaridades, Jacobsen era una persona equilibrada a la que le gustaba pintar, estudiar la naturaleza y tenía un gran sentido del humor.
Habitación 606 (remodelada) y antiguo vestíbulo del SAS Royal Hotel, hoy Radisson Collection Royal Hotel
Sus influencias fueron Le Corbusier, Gunnar Asplund, y Ludwig Mies van der Rohe. Fue pionero del diseño moderno en Dinamarca, con su obra “La casa del futuro” diseñada junto con Fleming Lassen en 1929.
Muchos de los muebles diseñados por Jacobsen se han convertido en clásicos, entre ellos la silla Ant de 1951 y las sillas Swan, diseñadas para el hotel SAS, al igual que la butaca Egg, o la silla modelo 3107 de 1955, también llamada “Silla Número 7”, de la que se vendieron más de 5 millones de unidades.
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Fotos: Fritz Hansen