En nuestra sección sobre grandes diseños del siglo XX y sus creadores, hemos hablado de personajes icónicos que ya no se encuentran entre nosotros. Pero hoy os traemos una celebridad mundial: Philippe Starck, probablemente el diseñador vivo más famoso de nuestra era reciente, que cabalga entre los siglos XX y XXI. Con más de 10.000 objetos diseñados, pocos artículos se le han resistido, desde zapatillas de deportes o cepillos de dientes, a yates o perfumes.

El diseño, según Philippe Stark
Para Philippe Starck la creación, sea cual sea su forma, debe mejorar la vida del mayor número posible de personas. Este es el principio que rige toda su filosofía creativa. Él cree firmemente que este deber poético y político, rebelde y benevolente, pragmático y subversivo debe ser compartido por todos.
Se considera ciudadano del mundo y su objetivo es compartir su visión ética y humanista de un planeta más igualitario, lo que se traduce en proyectos poco convencionales. Su filosofía es clara y directa: un objeto debe ser útil antes de ser bello.
Philipe Starck no ha tenido ningún reparo en presentarse como “homrbre-anuncio” con sus diseños, mostrando su elegante sentido del humor en el que se autoparodia.
En palabras de uno de sus biógrafos, Jonathan Wingfield: “Su conciencia de las implicaciones ecológicas, su profundo conocimiento de las mutaciones contemporáneas, su entusiasmo por imaginar nuevos estilos de vida, su determinación por cambiar el mundo, su compromiso con el crecimiento sostenible, su amor por las ideas, su preocupación por defender la inteligencia de la utilidad -y la utilidad de la inteligencia- le han llevado de creación icónica en creación icónica…”
Y continúa: “Desde productos cotidianos como muebles y exprimidores de limones hasta revolucionarios megayates, hoteles intensamente vibrantes, estimulantes y fantasmagóricos, pasando por las milagrosas tecnologías de los aerogeneradores individuales y el coche eléctrico, no deja de ampliar los límites y los criterios del diseño contemporáneo. Como auténtico visionario, pone este la innovación al servicio del diseño ecológico y democrático”.
Apuntes sobre uno de sus primeros proyectos, el Starck Club Dallas, de 1982
Nace una estrella
Nacido en París en 1949, se cuenta que pasó su infancia debajo de la mesa de diseño de su padre, un destacado ingeniero aeronáutico que, sin duda, influyó en su decisión de estudiar diseño industrial en la Escuela Nissim de Camondo de París.
Con 20 años, diseñó una estructura hinchable, basada en la idea de materialidad, lo que revela su temprano interés por los espacios habitables. Este diseño le valió su primer éxito en el Salon de l’Enfance. Poco después, Pierre Cardin, seducido por su diseño iconoclasta, le ofreció el puesto de director artístico de su editorial.
En 1976, tras la creación de varios objetos emblemáticos, entre ellos una lámpara flotante y un letrero de neón portátil, diseñó la decoración para el club nocturno La Main Bleue -en Montreuil-, demostrando que ningún local es menos respetable que otro sólo por su excentricidad. A continuación, completó el legendario club nocturno parisino Les Bains Douches y el Starck Club de Dallas.
Ya por entonces había fundado su primera empresa de diseño industrial, Starck Product, que más tarde rebautizó Ubik en honor a la famosa novela de Philip K. Dick. Aquí inició sus colaboraciones con los mayores fabricantes de diseño de Italia –Driade, Alessi, Kartell– y del mundo –Drimmer en Austria, Vitra en Suiza o Disform en España–, por mencionar sólo algunos.
El Café Costos, rehabilitado en 1984, fue uno de sus primeros trabajos más célebres. Para este proyecto diseñó la silla Costos en colaboración con Driade, un asiento con forma de concha y tres patas, que alcanzó un éxito inmediato.
En 1983 Philippe Starck fue descubierto por el gran público cuando, aconsejado por el Ministro de Cultura Jack Lang, el Presidente François Mitterrand eligió su proyecto para decorar la residencia privada del Palacio del Elíseo. Este encargo simbolizó un auténtico reconocimiento institucional del diseño en los años 80.
Al año siguiente, su fama internacional se confirmó gracias al éxito del Café Costes, un nuevo local a la vez funcional y elegante, que contenía toda la esencia de la arquitectura de Starck al tiempo que convergía con el nacimiento y el florecimiento de una comunidad. Su reinvención de los códigos del café parisino lo convirtió en el sitio de referencia de la capital.
Edificio Nani Nani en Tokio (1986), que en inglés se traduce como “What?-What?”, fue construido para el grupo Rikugo Group. Se trata de un monolito curvo (parecido a los autos japoneses de la época), de chapa metálica en cinco plantas.
En la década de los 80, Philippe Starck proyectó varios edificios en Japón, con formas inéditas. El primero fue en Tokio, terminado en 1989, y sorprende por su originalidad. Nani Nani era un impresionante edificio antropomorfo revestido de material vivo que evoluciona con el tiempo. Como toda su obra, la arquitectura de Starck es virulenta y explícitamente ética y humanista. Un año más tarde confirmó su posición como líder de la arquitectura vanguardista con el Asahi Beer Hall en Tokio y luego un conjunto de oficinas en Osaka, conocido como el Baron Vert, en 1992.
Rebosante de un humor y entusiasmo implacables, hizo edificios que, incluso dedicados al trabajo, recuperaban la vida en toda su continua exuberancia. En Francia recibió el encargo de diseñar la torre de control del aeropuerto de Burdeos (1997) y la ampliación de la Escuela Nacional Superior de Artes Decorativas de París (1998). Jean Paul Gaultier confió en la imaginación del diseñador para transformar sus boutiques de París, Londres y Nueva York.
Uno de sus últimos proyectos para la cadena Hilton: Maison Heler Metz (2024), en Francia. Se trata de un bloque de 9 pisos coronado por una casa que recuerda a las mansiones del Metz del siglo XIX y que narra la historia imaginaria de Manfred Heler. Una obra extraordinaria, surrealista y compuesta por 104 habitaciones y suites, dos restaurantes, dos bares y espacios para eventos.
Los hoteles y restaurantes con sello Stark
Sin duda, Philippe Starck ha revolucionado el diseño hotelero y de restaurantes, dejando su sello inequívoco en multitud de espacio sociales. Podríamos enumerar decenas de hoteles y restaurantes en todas partes del mundo, desde Londres a Nueva York, Buenos, Aires, Ecuador. Tokio, Los Ángeles, Miami o Hong Kong. Pero nos vamos a detener en los proyectos más destacados que ha realizado en España.
El Teatriz (Barrio de Salamanca, Madrid)
El Teatriz fue uno de sus proyectos más conocidos por ser el primer trabajo de Starck en España. Fue remodelado en 1990 sobre el antiguo teatro y enseguida se convirtió en el local de diseño más cool de Madrid. En él también colaboraron Javier Mariscal y Arnold Chan. En 2014 sucumbió a la crisis, y en 2018 abrió como tienda de ropa bajo la firma Others Stories. Aunque se reformó completamente, aún se pueden encontrar rastros del diseño de Stark en su cúpula y en los detalles de mármol y espejos del antiguo Teatriz.
Teatro Eslava
En 2022, Philippe Starck acomete la reforma integral de la famosa discoteca Joy Eslava de Madrid, que se convierte en el Teatro Eslava. En la reforma se ha conservado la estructura arquitectónica original, como molduras, barandillas, los medallones de madera y la bóveda del techo, pero despojando el espacio de ornamentos añadidos a lo largo del tiempo. Una de las modificaciones más importante ha sido la construcción de una concha acústica dentro del teatro para proporcionar un mejor aislamiento fónico a la sala. En la actualidad tiene una programación muy variopinta que incluye flamenco, música pop y otras actividades y eventos privados. La obra del telón es de su hija, la artista Ara Starck.
La Alhóndiga de Bilbao
Construida en 1909, la Alhóndiga (1909) fue un antiguo almacén de vinos diseñado por Ricardo Bastida, que se transformó en centro cultural en 2010, y pasó a llamarse Azkuna Zentroa, en honor al alcalde que promovió la idea. Hoy en día, la Alhóndiga es un símbolo de la transformación urbana y cultural de Bilbao, consolidándose como un espacio abierto al arte, el conocimiento, el deporte y la participación ciudadana.
Con 43.000 metros cuadrados de superficie, el edificio alberga una mediateca, salas de exposiciones, un cine, una piscina suspendida con fondo de cristal, un gimnasio, tiendas, bares y restaurantes. Uno de sus elementos más emblemáticos es el vestíbulo, sostenido por 43 columnas diseñadas individualmente, que mezclan estilos arquitectónicos de distintas épocas y culturas.
Pasión por el baño…
En su afán por democratizar el diseño, Philippe Stark ha incursionado en prácticamente todos los ámbitos de la higiene personal: desde productos bucales (ha diseñado una pasta de dientes para Fluocaril) o escobillas, hasta cuartos de baño completos. Su colaboración con Axor se ha mantenido durante tres décadas, dando como resultado productos tan innovadores como el grifo Axor Stark V, en cristal orgánico transparente que descubre el mágico vórtice del agua. Para Duravit también ha diseñado serie scompletas de griferías, bañeras, sanitarios, lavabos y muebles.
Juicy Saify, un icono del dideño de los 90
Otra de sus grandes colaboraciones ha sido con Alessi, firma italiana para la que ha diseñado divertidísimos objetos culinarios. Sin duda, el más célebre es el exprimidor Juicy Saify, de 1990, con silueta de cohete o de araña, según se mire. Se cuenta que el primer boceto fue hecho por Starck en una servilleta de papel de un restaurante, durante sus vacaciones en Italia, y su inspiración fueron los calamares con limón que estaba comiendo.
Los diseños más emblemático para Kartell
Philippe Stark suele tener colaboraciones intensas y de larga duración con las firmas de mobiliario. Una de las más importantes y prolíficas ha sido con Kartell, con la que Starck empezó a colaborar en 1988. La marca apostó por introducir el diseño de autor en el mobiliario de plástico y metacrilato, algo revolucionario en aquel momento. La visión compartida de industrializar el diseño de calidad hizo de esta alianza una fórmula de éxito duradera.
La silla Louis Ghost fue diseñada en 2002, a partir de policarbonato vertido en un molde único. Se llamó Ghost (“fantasma”) por su transparencia, y Louis por estar inspirada en las sillas de estilo Louis XVI, con su típico respaldo en óvalo. Aunque se presentó originalmente en acabado transparente, pronto se fabricaron en más colores ligeramente tintados. Este diseño ha ido derivando en varias versiones, como la Lou Lou Ghost, que es una versión más pequeña para los niños, y las sillas Victoria Ghost, similares al estilo de Louis, pero sin apoyabrazos.
Otros dos diseños icónicos para Kartell son la Eros Chair (izquierda), con forma ovalada en policarbonato, con base giratoria o patas metálicas. Y la Master Chair (derecha), un homenaje a las siluetas de tres sillas legendarias: la Series 7 de Arne Jacobsen, la Tulip de Eero Saarinen y la Eiffel Chair de Charles Eames. Con Kartell ha diseñado decenas de lámparas, butacas, sofás, taburetes, mesas… pero sobre todo, sillas.
Colaboración con Bacarrat
Con la firma de cristal Bacarrat la colaboración comenzó en 2003, cuando Starck rediseñó el interior de la Maison Baccarat en París. Desde entonces, su relación ha sido profunda y duradera. Su primera colección en 2005 fue Darkside, luminarias y adornos en cristal negro, como el famoso candelabro Our Fire y el impresionante candelabro colgante Zénith (también conocido como “Darkside chandelier”), todo en cristal onix. Vasos, jarrones, portafotos, lámparas de pie o colgantes, joyerías… cada propuesta celebra la maestría artesanal de Baccarat, sumada al humor, la poesía y la visión moderna que caracteriza a Starck.
Diseñador todoterreno
Es complicado cerrar aquí esta relación de iconos del diseño de Philippe Starck sin tener la sensación de dejarse muchos (demasiados) en el tintero. Porque el universo Starck es prácticamente inabarcable. Si bien ha enfocado su trabajo a la arquitectura y al diseño de mobiliario, ha tenido tiempo (y curiosidad) para afrontar todo tipo de encargos: bebidas, productos gourmets, bodegas, ropa, gafas, zapatillas, cafeteras, perfumes, coches, barcos, viviendas modulares… y hasta un complejo de entrenamiento para astronautas. Pero todo ello, hecho desde la convicción de que la creación, en cualquier de sus formas, debe hacer la vida más fácil a la mayoría de las personas. Para Starck, es una imposición moral compartir su visión ética y humanística para hacer un planeta más igualitario, poniendo sus innovadoras creaciones al servicio del diseño democrático y la sostenibilidad.
Fotos y documentación: Página oficial Philippe Starck