Una vida laboral sana
Tener salud es mucho más que la ausencia de enfermedades. Es tener un estado de completo bienestar físico, mental y social. Pasamos un tercio de nuestra vida trabajando y, tanto las condiciones de trabajo como la exposición a los riesgos laborales, pueden tener un gran impacto en nuestra salud.
Según los datos de la OMS, dos millones de hombres y mujeres fallecen anualmente como consecuencia de accidentes de trabajo y enfermedades o traumatismos relacionados con el trabajo; 160 millones de casos nuevos de enfermedades que se producen al año están relacionados con el trabajo; y el 8% de las enfermedades derivadas de la depresión es actualmente atribuida a los riesgos de salud y seguridad en el trabajo.
Qué implica el bienestar laboral
El bienestar laboral es un concepto holístico que hace referencia al estado de satisfacción que tienen los empleados en el ejercicio de sus funciones. Es producto de un ambiente laboral agradable y del reconocimiento de su trabajo, que repercute en un bienestar familiar y social. Por lo tanto, es clave para conseguir un equipo productivo, motivado y comprometido con la empresa.
Un buen ambiente del trabajo, la motivación, el trato recibido, las condiciones económicas y laborales o la conciliación de la vida familiar y laboral, son factores que influyen en el bienestar laboral. No solamente es positivo que el trabajador tenga un buen nivel de bienestar laboral, sino que la empresa se beneficia enormemente de la satisfacción colectiva, lo cual repercutirá en la reducción del absentismo y el estrés, con trabajadores más productivos y motivados que aumentan su creatividad y el desarrollo de sus capacidades personales.
Son muchos los factores que incluyen en el bienestar laboral, y existen múltiples protocolos de organismos, empresas y fundaciones que se ponen en práctica, total o parcialmente, en muchos centros de trabajo. Aquí hacemos un resumen de los puntos más destacables.
El bienestar laboral se enfoca desde tres perspectivas que, unidas, conforman un estado ideal para el trabajador y la empresa:
- Desarrollo individual
- Mejora de las condiciones de trabajo
- Un entorno laboral saludable.
Aunque nos detendremos más detenidamente en el tercer punto, el entorno laboral saludable, queremos desarrollar los dos anteriores, ya que son igualmente importantes para conseguir los objetivos globales.
Desarrollo individual
El desarrollo individual atañe a todos esos factores que ayudan al trabajador a tener un desarrollo individual dentro de la empresa, con políticas que incorporen activamente la promoción de la salud, de bienestar emocional y gestión del estrés. Esto implica atender al trabajador como un individuo con afecciones físicas y psicológicas de manera controlada y profesional. Un ejemplo sería la promoción de hábitos saludables con programas específicos contra las adicciones (tabaquismo, alcholismo, ludopatías…), así como con la atención de la alimentación sana y equilibrada, en los comedores, restaurantes o máquinas expendedoras de las oficinas.
En este protocolo también se incluye la detección, prevención y tratamiento de problemas de salud mental, que resultan más difícil de detectar y que causan gran número de bajas por su no tratamiento: el estrés, la depresión por falta de motivación o el “burning” son algunas de las causas que están asociadas directamente con el trabajo.
Condiciones de trabajo
La mejora de las condiciones de trabajo tiene que ver con las políticas empresariales dirigidas al bienestar de la comunidad de trabajadores: el teletrabajo, la flexibilidad horaria o la conciliación familiar son algunas de estas medidas que ayudan al trabajador a gestionar mejor su trabajo. En esta estrategia cuenta mucho el poder de la comunidad, es decir, cimentar el grupo de trabajadores para que creen una comunidad que desarrollen proyectos colaborativos, tanto relacionados con el trabajo mismo como con acciones externas (voluntariado, entidades sin ánimo de lucro, entidades sociales…).
Mobiliario ergonómico de Limobel Inwo
Oficinas saludables: Mobiliario ergonómico y flexible
Bien es sabido que el entorno físico laboral influye directamente en el bienestar físico y mental del trabajador, y se debe poner especial atención en aquellos aspectos que alteran estados de ánimos o producen dolencias crónicas.
Está demostrado que contar con un mobiliario ergonómico adecuado disminuye hasta en un 45% los dolores musculares (espalda, brazos, cuello, etc.). Puede que sea una obviedad, pero la ergonomía del mobiliario de oficina es el principio de cualquier acción que busque el bienestar del trabajador. No sólo previene dolores musculares, sino jaquecas, ansiedad o estrés. Además, favorece la concentración y productividad del trabajador.
Además de contar con un mobiliario ergonómico, el protocolo contempla que se den pautas para adaptar posturas correctas o elementos auxiliares, como atriles, soportes para las piernas, respaldos, etc.
El mobiliario flexible, que permite a los trabajadores adaptarse a las diferentes necesidades y actividades, también ayuda a mantener el cuerpo en diferentes posiciones durante la jornada laboral, fomentando el dinamismo muscular y mental. De ahí que los espacios híbridos, tan recurrentes en las oficinas modernas, sea un modelo especialmente beneficioso tanto para el desarrollo de la actividad como para el bienestar físico del trabajador.
Iluminación natural y artificial
La mala iluminación es uno de los focos más problemáticos del entorno laboral. Aunque es preferible trabajar siempre con luz natural, muchas veces no es posible, por lo que el diseño de la oficina debe contar con un cuidado proyecto de iluminación. De hecho, su importancia es tal que existen proyectistas lumínicos especializados solo en iluminación de oficinas.
La baja calidad lumínica genera sombras, deslumbramientos o reflejos incómodos, que pueden causar fatiga ocular, cansancio, dolor de cabeza y muchas veces obliga a adoptar posturas incorrectas. También produce falta de atención, desánimo, depresión, irritabilidad y estrés, lo que puede ser causa de accidentes, poco rendimiento y bajas laborales.
Hay que optar por colores neutros para las paredes y el mobiliario, prefereiblemente de acabados mates y no brillantes, para evitar contrastes lumínicos. La iluminación debe ser uniforme y con posibilidad de graduarse a diferentes horas del día. Además, el alumbrado ha de ser mixto, es decir, utilizar iluminación general acompañada de luz focal o localizada. En las oficinas se recomienda un nivel que oscila entre 300-750 (lux).
Separadores fonoabsorbentes de Limobel Inwo
Aislamiento acústico
Uno de los aspectos más importante en el bienestar de los entornos laborales es el control del ruido ambiente, en especial, en zonas compartidas por grupos de trabajadores.
Un alto nivel de ruido es sumamente nocivo para la salud laboral, ya puede provocar estrés, fatiga, depresión, irritabilidad o patologías más graves relacionadas con el estrés. Todo ello afecta a la productividad de las personas, ya que dificulta la concentración y la comunicación. Las personas sometidas a niveles altos de ruido sufren de fatiga nerviosa que disminuye su eficiencia en el trabajo.
Se estima que entre un 35 y un 40 por ciento de los trabajadores expuestos a niveles de ruido superiores a los 90 decibelios sufrirán pérdidas auditivas después de los 60 años. Las cifras medias de las legislaciones europeas marcan como límite aceptable 65 dB durante el día y 55 dB durante la noche. En oficinas, el nivel sonoro máximo en zonas operativas debe ser de 50 dB; sin embargo, generalmente el nivel medio se eleva a 70.
La peligrosidad del ruido no sólo depende de su nivel en decibelios sino del tiempo diario durante el cual la persona está sometida al mismo. Además del aislamiento general del edificio, a la hora de diseñar el interior de una oficina saludable, es preciso analizar qué nivel de privacidad necesita cada espacio de trabajo, que vendrá determinado por el tipo de actividad que allí se realice y el número de personas. De ahí que los materiales fonoabsorbentes para los revestimientos, techos o separación de espacios estén adquiriendo cada día más importancia gracias a su efectividad.
Adecuación térmica y calidad del aire
En una oficina saludable se debe buscar un ambiente térmico confortable para la mayoría de las personas que trabajan en su interior. La temperatura más indicada oscila entre los 20 y los 24ºC (20-22 en verano y 23-24 en invierno). Debemos evitar una temperatura constante, puesto que nuestro organismo necesita cambios de temperatura. El aire debe ser fresco, con un adecuado nivel de humedad y carecer de polvo en suspensión.
Por otra parte, para mantener la calidad del aire interior se debe asegurar una adecuada ventilación, con el fin de que las concentraciones de contaminantes se mantengan a niveles que no produzcan problemas de salud a los ocupantes. Existe una amplia variedad de contaminantes en una oficina: substancias químicas o COVs, bacterias, hongos, polvo, etc., originados por diferentes fuentes, como los sistemas de calefacción, el aire acondicionado, los productos de limpieza, los materiales de construcción, etc.
Para contrarrestar los efectos de un aire poco saludable, es necesario crear espacios abiertos al exterior, con elementos biofílicos (plantas, enredaderas, murales verdes, etc.), que tienen un efecto descontaminante y son capaces de eliminar en pocas horas porcentajes elevados de sustancias tóxicas. Esa conexión con la naturaleza, además, promueve el bienestar, la salud y el confort emocional en una oficina saludable.
Actividad física durante la jornada laboral
Por último, pero no menos importante, es necesario mantener cierta actividad corporal durante la jornada de trabajo. Si tus tareas precisan de estar mucho tiempo sentado delante de un ordenador, es preciso que te obligues a tomar breves descansos cada 20-30 minutos, para caminar y hacer pequeños estiramientos, pero también te vendrá bien para despejar la mente y desconectar durante unos minutos.
La relación entre la actividad física y la productividad está ampliamente demostrada con datos fácticos. Por ello, en el concepto de las oficinas modernas no faltan espacios de desconexión. Estos pueden ser a través de juegos de mesa (ping-pong, billar, futbolín…), pero también gracias a la instalación de pequeños gimnasios con máquinas estáticas (caminadoras, bicicletas, etc..), salas de yoga o pilates e, incluso, pequeños rocódromos.
Para crear entornos laborales productivos y saludables es preciso cuidar la salud física y mental de los trabajadores bajo un prisma holístico, es decir, en su totalidad, incluyendo las relaciones sociolaborales con jefes y compañeros.
En definitiva, un entorno de trabajo saludable es aquel en el que los trabajadores y jefes colaboran en un proceso de mejora continua para promover y proteger la salud, seguridad y bienestar de los trabajadores y la sostenibilidad del ambiente de trabajo.