Los tapizados de piel o cuero son frecuentes en asientos de oficina destinados a zonas de espera, despachos ejecutivos o salas de reuniones. No es un material recomendado para sillas operativas de mucho uso, sobre todo, por su elevado coste. No obstante, contar con alguna pieza de piel en determinados espacios aporta un toque de elegancia y eleva el nivel del interiorismo.

¿Qué diferencia hay entre el tapizado en la piel o en cuero?
Etimológicamente, la piel se refiere al recubrimiento natural de los animales, que incluye la epidermis, la dermis y, a veces, una capa de grasa. Cuando se habla de piel en un contexto general (por ejemplo, la piel humana o la piel de un animal recién desollado), se entiende que la piel no está tratada ni procesada.
Del otro lado, el cuero es la piel de un animal que ha sido tratada o curtida para conservarla y hacerla resistente.
El proceso de curtido elimina la putrefacción y transforma la piel en un material durable, flexible e impermeable, que se utiliza, desde tiempos ancestrales, en la fabricación de todo tipo de objetos: zapatos, sillas de montar, bolsos, ropa, etc…

El sofá modular Bold de Limobel Inwo, cuenta con un gran número de tapizados, entre ellos, 14 colores de piel
Los expertos distinguen entre piel y cuero
No obstante, entre los que trabajan la piel o el cuero se suele hacer una diferenciación oficiosa entre ambos términos. Por ejemplo, el cuero proviene de animales grandes y/o viejos. Por eso, tras el curtido, el resultado suele ser más grueso, duro y menos flexible. A este tipo de trabajo se le llama talabartería, un trabajo artesanal que requiere técnicas de corte, costura, repujado y teñido del cuero. Se aplica, sobre todo, a objetos de uso más rudo o grande, como botas de montar, sillas, correas, arneses y, en general, a equipos ecuestres.
Por su parte, se habla de “piel” de animales pequeños o jóvenes que, tras curtirse, el resultado es una lámina fina, suave y flexible, mucho más fácil de trabajar. De ahí que en “marroquinería” se trabajen piezas más pequeñas con acabados más finos como bolsos, carteras, chaquetas, cinturones, etc.

Tipos de pieles para diferentes trabajos
En marroquinería se suele trabajar con pieles finas, flexibles, que aportan gran belleza al resultado, y por eso se prefieren pieles delgadas y finas. La piel de ternera joven es muy apreciada para bolsos, carteras y cinturones, por ser fina pero a la vez resistente y flexible. Otras pieles más delicadas son la de oveja, cabra, ciervo o gamuza, y las pieles exóticas, como la de cocodrilo, serpiente o avestruz.
Para los trabajos de talabartería, se utilizan pieles gruesas, resistentes y rígidas, ya que los productos deben soportar peso, tensión y uso constante, como la piel de vaca, toro, búfalo e incluso caballo, llamado cordobán.

Cueros para tapicerías de sofás y sillas
El cuero para tapicería de sofás y sillas tiene características muy específicas: debe ser resistente al uso, flexible, agradable al tacto y con buena apariencia. No cualquier cuero sirve para tapizar. He aquí una relación de de tipos de cuero, por orden de mayor a menor calidad:
• Cuero flor o cuero de grano completo (Full Grain Leather)
Considerado el cuero de mayor calidad, este tipo de cuero se extrae de la capa superior de la piel del animal, sin lijar ni alterar el grano natural. Es muy resistente, transpirable y desarrolla una pátina natural con el tiempo. Se utiliza en sofás de alta gama y sillas de lujo. Por su gran durabilidad y belleza, su precio es bastante elevado.
• Cuero de grano corregido (Corrected Grain Leather)
Se trata de un tipo de cuero natural al que se le lija la superficie para eliminar imperfecciones y se le aplica una capa pigmentada o protectora. De ahí que se llame “corregido”. Se usa mucho en sofás de uso familiar o comercial, pues es más uniforme y resistente a manchas o rayones. Su precio no es tan elevado, pero su tacto es menos natural.
• Cuero partido (Split Leather o Suede)
Es el resultado de separar la parte interna de la piel de la capa superior. Puede dejarse al natural (como gamuza) o cubrirse con una película sintética (cuero reconstituido o bicast). Se usa en muebles más económicos o decorativos, porque es más barato, pero menos duradero.
• Cuero anilina y semianilina
Estos son tipos de acabado, no de piel, pero se mencionan mucho en tapicería. La anilina es un tipo de teñido con colorantes transparentes que conservan la textura natural del cuero, y resulta muy suave y elegante. Se suele utilizar en sofás de alta gama. La semianilina tiene una ligera capa protectora encima del tinte, que conserva el aspecto natural pero es más resistente al uso. Es muy común en muebles de buena calidad.
• Polipieles del alta calidad
Como alternativa técnica al cuero, las polipieles son materiales sintéticos que reproducen su estética y ofrecen un alto rendimiento. Nuestra silla Alpha es el ejemplo perfecto: su diseño icónico se tapiza en acabados de alta calidad que garantizan resistencia, un mantenimiento sencillo y una gran libertad cromática, todo con el respaldo de las certificaciones OEKO-TEX y de ecodiseño.

La silla Alpha de Limobel Inwo está disponible en una amplia gama de colores de polipiel, ofreciendo versatilidad y diseño para cualquier espacio.
• Cuero regenerado o bicast
Este tipo de cuero semiartificial está hecho con fibras de cuero mezcladas con poliuretano. Es la imitación más económica del cuero natural. Aunque tiene un buen visual, se deteriora rápido con el tiempo. Se utiliza en los muebles de bajo coste.

Ventajas de los tapizados de cuero
La piel o el cuero en tapizados tiene muchas ventajas. Es un material natural, muy resistente al desgaste, y puede durar muchos años si se cuida bien. Además, con el tiempo adquiere una pátina envejecida muy atractiva y apreciada, que muchos consideran aún más bella que la piel nueva.
Es de fácil mantenimiento. Basta con pasar un paño húmedo para eliminar la mayoría de las manchas o el polvo. Además, no absorbe líquidos con facilidad.
Pero el cuero tiene una única desventaja: el elevado coste del material y de la mano de obra, pues ya casi no quedan tapiceros que trabajen con maestría el cuero.

Complejidad del tapizado de cuero
El tapizado en cuero es un oficio de alta especialización, donde se combina arte, maestría y técnica. Todo el proceso es delicado. El primer paso es la elección del material. Cada piel es única, por eso los artesanos deben planificar cómo aprovechar cada pieza sin desperdiciar material. Por ello, el maestro tapicero debe evaluar sus características (espesor, elasticidad, textura, color y grano). Para tapizar un sofá se necesitan piezas de gran tamaño, uniformes y que no contengan cicatrices, poros abiertos o imperfecciones.
El segundo paso es el cortado. A diferencia de la tela, el cuero no se puede estirar ni corregir fácilmente. Por eso, las piezas se cortan a mano o con troqueles, cuidando la dirección del grano y la uniformidad de color. Un corte mal hecho significa perder una piel entera.
Le sigue la costura y el ensamblado. Para ello, se utiliza una maquinaria especial, con hilo grueso y agujas reforzadas. Las costuras deben ser rectas y precisas, porque el cuero no se puede descoser: cada puntada deja un agujero permanente.

En el proceso del tensado y tapizado sobre la estructura, primero, el cuero se moja o calienta ligeramente para hacerlo más maleable. Luego se estira manualmente sobre la estructura del mueble (sofá o silla) y se fija con grapas, clavos ocultos o adhesivos especiales. El tensado debe ser uniforme para evitar arrugas o deformaciones, pero sin romper la piel. En zonas curvas (brazos, esquinas), el trabajo se vuelve muy complejo y requiere gran destreza.
Una vez tapizado, se aplican productos hidratantes y protectores para mantener la flexibilidad y el brillo del cuero. Se revisan costuras, uniones y tensiones para asegurar un acabado perfecto. En tapizados de lujo, se puede realizar un pulido o bruñido final para resaltar el color natural.
El elevado coste de un mueble tapizado en cuero no se debe solo a una materia prima de lujo, sino también por la complejidad y mano de obra experta que requieren.