Una solución lumínica funcional y decorativa
La iluminación de una oficina implica un proyecto complejo y muy estudiado de planificación, donde intervienen diversos sistemas y elementos lumínicos: lineales, perimetrales, enfoscados, proyectores de carril, luminarias colgantes, difusores, apliques, etc. En los proyectos actuales, además, cualquier superficie es susceptible para albergar las luminarias, y no solo el techo como se ha hecho tradicionalmente. Las paredes y el suelo son también excelentes soportes para instalar luces con diferentes funciones. Hoy nos vamos a centrar, no obstante, en un recurso lumínico que viene siendo habitual en las oficinas más modernas, y que soluciona la falta de luz natural: los lucernarios o claraboyas de luz artificial.
Ventajas de los lucernarios
Este tipo de iluminación es la versión artificial de las claraboyas de luz natural. Su efecto está muy bien conseguido, de manera que, en muchas ocasiones, parece que se trata de un tragaluz real. Esta solución lumínica resuelve la iluminación en zonas con poca luz, muchas de ellas en las entradas de las oficinas, que casi siempre se encuentran en la parte central de la planta de oficinas. Su ventaja más evidente es que aporta una luz homogénea que baña toda la estancia y que se asemeja a la luz natural.
Características a tener en cuenta
A la hora de realizar un lucernario de luz artificial se tienen en consideración varios aspectos: área que se desea iluminar; diseño (forma oval, rectangular, etc.); plano en relación con el techo (a nivel, en relieve o en bajo relieve); instalación lumínica interior (tipo, intensidad y temperatura de la luz); y material traslúcido que se utilizará. También, como veremos, es posible innovar y crear diseños especiales más decorativos que se alejan de la imagen nuclear y un tanto “nave espacial” que suelen conllevar estos sistemas.
Área de iluminación
Una de las ventajas de los sistemas de lucernarios es que no hay límite de área, y que es igual de efectivo en áreas pequeñas como de grandes dimensiones. La única diferencia es que, en área extensas, necesitan de una estructura sólida que soporte el sistema interno y las láminas traslúcidas. Es importante recordar que este sistema puede convivir perfectamente con la luz natural, ya que su función no solo es iluminar espacios sin luz sino también en horas nocturnas.
Formas y diseños
Como cabe esperar, existe una gran variedad de diseños, de manera que es difícil encontrar dos lucernarios iguales. No obstante, en cuanto a la forma, sí es posible establecer dos líneas geométricas claras: rectas o curvas. En este sentido prima, como es lógico, la funcionalidad frente a la creatividad decorativa, ya que lo importante es dotar de luz homogénea al espacio, y todo elemento o adorno que se instale sobre los paneles lumínicos le restaría funcionalidad.
No obstante, siempre se puede jugar con las formas y con el diseño del espacio. Lo vemos claramente en estos dos casos que aparecen sobre estas líneas.
Arriba: un lucernario encerrado en una especie de habitáculo, que hace de pequeña sala de reuniones, y que crea un efecto de cápsula espacial.
Abajo: El espectacular lucernario de estas oficinas de la Unión Europea en Buenos Aires se diseñó manteniendo la misma línea de la mesa con forma de buque, una alegoría a los lazos entre ambos continentes y el mar que los une y separa.
Alineación con techo
Si bien es frecuente que los lucernarios estén alineados con el techo, los interioristas han sabido sacar partido de los diferentes planos de colocación de los lucernarios. Pueden, además, convivir con otros materiales que resaltan el haz de luz: madera, materiales fonoabsorbente, placas de yeso, escayola y otros revestimientos como el poliespán o el polipropileno. Como hemos visto en los casos anteriores, el lucernario puede estar retranqueado, rasante al techo o sobrerrelieve, lo que permite jugar con las formas y diseños de manera espectacular.
La importancia de la intensidad de la luz
Los lucernarios no son elementos independientes y deben estar en consonancia con el resto de la iluminación de la oficina, ya sea natural como artificial. Por ello es importante distribuir los puntos de luz según el espacio, para que no se dependa solo del lucernario. Es preciso combinar iluminación general con puntual y pensar en las diversas horas del día. Por supuesto, siempre nos referimos a iluminación LED. Para los lucernarios se suele utilizar luz blanca (fría) de entre 3.000 y 4.000 grados Kelvin. La intensidad lumínica debe estar entre 500 y 750 lux, y preferiblemente con un sistema de control inteligente que permita graduarla. Aquellas zonas que se utilizan ocasionalmente deben tener al menos 50 lux, mientras que las que se utilizan durante toda la jornada de trabajo deben contar con 100 lux. Y aunque en zonas de paso se requiera un mínimo de 25 lux, esta medida deberá duplicarse en el caso de que exista algún riesgo de caída, colisión o un esfuerzo extra.
Para que nos entendamos, la intensidad de la luz se mide por lux y lumen, dos conceptos que están estrechamente relacionados. Mientras los lúmenes miden la cantidad de luz emitida por una fuente, los luxes determinan esta misma cantidad de luz, pero proyectada sobre una superficie.
Materiales de las láminas traslúcidas
En este apartado, existen varias opciones interesantes. Por peso, seguridad y coste, se suele desechar el vidrio y optar por materiales más ligeros y flexibles, que permitan crear formas interesantes sin temor a roturas. Por ejemplo, el policarbonato, un termoplástico de ingeniería con alta resistencia al impacto, disponible en varios espesores tanto en incoloro como en blanco opal. En la actualidad uno de los materiales más utilizados es la resina acrílica reforzada con fibra de vidrioy con un tratamiento gelcoat para mejorar su resistencia. Sus ventajas son múltiples: buena difusión de la luz, alta durabilidad (no amarillea ni pierde sus propiedades con el paso del tiempo); resistencia a agentes químicos agresivos como ácidos y disolventes; buen comportamiento frente al fuego y no sufre dilataciones.
No obstante, la tecnología avanza con rapidez hacia materiales novedosos e inteligentes, que permiten iluminar cualquier ambiente. Es el caso de los techos tensados de vinilo, que permiten crear techos retroiluminados y falsos techos traslúcidos. Los techos tensados actúan como barrera de vapor, antipolvo, anticontaminación y son impermeables. Evitan la contaminación química y los problemas de condensación provocados por la humedad. Estos tejidos, además, son resistentes a las manchas y tienen cualidades térmicas y acústicas.
Opciones decorativas
Finalizamos nuestros recorrido con estas dos imágenes, que nos abren todo un mundo de posibilidades estéticas al integrar los lucernarios de manera muy decorativa en techos de oficinas, a través de un diseño de cuarterones combinado con madera. En ambos casos, además, se alterna con luz natural, con lámparas de techo y de sobremesa, demostrando así que es una excelente alternativa a otros tipos de iluminación, como las luminarias lineales o los focos encastrados.