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Las oficinas de Air France en Tokio por Charlotte Perriand

Charlotte Perriand fue una de las grandes diseñadoras y arquitectas del siglo XX, que ha dejado una huella indeleble en el diseño contemporáneo. Captó como pocos la esencia de las artes y artesanía japonesas, que incorporó magistralmente en sus diseños. Prueba de ello fue la oficina para Air France de Tokio de 1960, donde aplicó todos sus conocimientos aprendidos en sus estadías en Japón. Pero antes de viajar tan lejos, descubramos quién fue Charlotte Perriand.

Charlotte Perriand

Joven, parisina y talentosa

Nacida en París en 1903, transitó todo el siglo XX a lo largo de sus 96 años de vida, loque le permitió una perspectiva y visión de mundo especialmente enriquecedora. Tras estudiar diseño de muebles en la escuela de la Unión Central de Artes Decorativas, se presentó en el estudio de Le Corbusier para pedir trabajo, a lo que éste respondió con la famosa frase: “Señorita, aquí no se bordan cojines”.

Al año siguiente expone en el Salón de Otoño, su Bar sur le toit (Bar bajo el tejado), la reproducción de un proyecto que realizó para su propio ático en París, con una barra de bar en aluminio, tubos metálicos y muebles modernos. 

Pierre Jeanneret, primo de Le Corbusier, fue quien le enseñó este proyecto al genio suizo quien, esta vez sí, tuvo que reconocer que la chica, de tan solo 25 años, tenía talento y la llamó a filas. Esta prolífera colaboración con Le Corbusier y Pierre Jeanneret duró una década. A pesar de formar parte del estudio, Charlotte creó su propio espacio de trabajo para mantener su independencia.

Charlotte Perriand

La unión Le Corbusier-Perriand y Jeanneret

Colaboró con Le Corbusier y Jeanneret en numerosos proyectos de arquitectura, diseñando los equipamientos para diferentes viviendas como las villas La Roche-Jeanneret, Church en Ville-d’Avray, Stein-de Monzie y la Villa Savoye, así como los interiores del Pabellón Suizo en la Ciudad Universitaria y de la Ciudad Refugio de l’Armée du Salut, ambos en París. Además trabajó con él en la definición de la cellule minimum (1929).

Charlotte Perriand

Diseño, arte y arquitectura

Perriand se encargaba del diseño y amueblamiento de los espacios, lo que llamaban el «equipamiento de la habitación», inspirada en elementos o acontecimientos de su época, como la industria automovilística o la aeronáutica. También solía hacer colaboraciones con sus amigos artistas, como Calder, Picasso y, sobre todo, Léger, pues Charlotte concebía el interiorismo como un concepto holístico en el eje del arte, la industria y la artesanía. Ella también fue una fotógrafa destacada, el nuevo arte del siglo XX, que introdujo en sus proyectos con una visión moderna no vista con anterioridad.

Charlotte Perriand

En 1937 Charlotte deja el estudio de Le Corbusier, aunque en buenos términos ya que seguirían colaborando en algunos proyectos juntos. Ya independiente, se dedica a la investigación en términos de prefabricación de viviendas moduladas en las que colaboró con Jean Prouvé. Las colaboraciones de Perriand se multiplican durante toda su carrera, trabajando con otros arquitectos como Lucio Costa, Niemeyer, Candilis, Josic & Woods. Los años 1938 y 1939 los dedicó a la investigación con madera. y también, en este momento, comenzaron sus reflexiones sobre la arquitectura de montaña. 

Charlotte Perriand

Imagen de la Exposición “Pour une synthèse des arts” (Tokio, 1953), con diseños propios: los bancos “Tokio”, las librerías “Nuages” y las sillas “Ombre”. La obra, del pintor cubista Fernand Léger y gran colaborador de Charlotte, es la misma que aparece en la imagen de arriba, en su estudio.

Viajes a Japón

En 1941, viajó a Japón, invitada por Junzo Sakakura, y trabajó para el Ministerio de Comercio e Industria. Como parte de su misión de orientar la producción japonesa, Charlotte viajó por el país durante más de seis meses, dando charlas y conferencias en escuelas de arte, centros de formación y producción, institutos especializados, etc.

En palabras del curador Y. Kikuchi: “La estrategia del gobierno japonés consistía en exportar productos de estilo occidental y ‘moderno’, pero rediseñados y reinterpretados según los criterios de la artesanía tradicional japonesa. En este contexto, la misión específica de Perriand consistía en proporcionar consejos prácticos para mejorar el diseño de esta artesanía, estimular las exportaciones e identificar lo mejor del arte industrial japonés para sacarle el máximo partido. Lo esencial no era tanto la influencia de Japón en Perriand, sino el hecho de que, a su llegada a Japón, Perriand había descubierto un país donde sus ideas, ya en gestación, encontrarían un hogar en los principios subyacentes a la lógica constructiva (…).

Air Fracen Charlotte Perriand

Las oficinas de Air France en Tokio

El marido de Charlotte, Jacques Martin, trabajaba para Air France y fue destinado a Japón entre 1953 y 1955, donde colaboró en la apertura de una nueva ruta entre París y Tokio a través del Polo Norte. El diseño de la agencia de Air France en Tokio y Osaka se confió a Charlotte Perriand.

En la agencia de Tokio, Charlotte Perriand decidió integrar el concepto del feng shui: la agencia se concibió como un verdadero lugar de serenidad en pleno barrio de Ginza, una zona ruidosa y visualmente cargada (carteles luminosos, publicidad, etc.). La disposición de la agencia debía cumplir varias funciones: recepción del público, venta de billetes, gestión de las reservas, promoción publicitaria, información y administración local. Por eso ideó un espacio abierto con oficinas en forma de ala de avión.

Air Fracen Charlotte Perriand

Sus paredes negras, aisladas del bullicio exterior, la transforman en una gigantesca caja de laca. Adaptando los principios que había aprendido en su primer viaje al mundo laboral, Charlotte Perriand fue la primera en crear un espacio abierto en el que el movimiento se ve facilitado por los armarios y los adornos empujados contra las paredes.

Air Fracen Charlotte Perriand

El muro cinético, de 13 metros de largo, con una fotografía aérea del Polo Norte, está cargado de significado: simboliza la apertura de la ruta aérea París/Tokio por el Norte, pero también los bombardeos atómicos de Japón. Piezas icónicas del diseño europeo también ocupan un lugar de honor en este espacio: la silla Tulipa de Eero Saarinen y las sillas DSR y DAR de Charles y Ray Eames.

En estas oficinas aplicó las lecciones aprendidas en su primer viaje: la importancia del vacío, los armarios colocados contra la pared, el mobiliario modular, la reflexión sobre la separación de espacios, el uso de materiales naturales y la fluidez de la circulación. Los contrastes entre los colores, su equilibrio y su reducido número (negro, rojo, blanco) reflejan su sensibilidad hacia el concepto asiático del feng shui, un interiorismo que favorece el bienestar y la plenitud.

Charlotte Perriand

Una vida plena

Ya de regreso a París, sigue trabajando en su estudio y es a partir de 1964, cuando empieza a colaborar con la firma italiana Cassina, única firma autorizada a editar sus diseños, hasta su muerte en 1999.

Sin lugar a dudas, Charlotte Perriand encarna la vanguardia cultural que, desde principios del siglo XX, promovió una profunda renovación de los valores estéticos que dio lugar a una sensibilidad moderna de la vida cotidiana. En este contexto, su contribución se centra en los espacios de la arquitectura de interiores, que se conciben como el motor de una nueva forma de habitar, que todavía hoy está en el centro del estilo de vida contemporáneo. En el campo de la historia del interiorismo del siglo XX, el advenimiento de la modernidad fue posible gracias a la audacia emprendedora de esta verdadera reformadora del diseño y arquitectura de interiores.

Fotos Fundación Charlotte Perriand

INSPIRING MAGAZINE