La importancia de los detalles
“Dios está en los detalles”, sentenciaba Mies van der Rohe, y Charles Eames apuntaba: “Los detalles no son los detalles. Los detalles son el diseño”. Muchas veces un buen diseño se distingue de uno anodino por los detalles que dejan el sello de autor, y que suelen pasar inadvertidos o son tomados por algo banal o intrascendente. Diseñar es una elección constante: colores, materiales, formas, texturas… Y todas estas elecciones tienen que ser coherentes y meditadas, hasta las más sencillas. Cuando hablamos de detalle no nos referimos a algo pequeño o insignificante, sino a aquel punto focal que atrapa la atención y añade un efecto sorpresa al proyecto. Hoy queremos poner en valor esos detalles sorprendentes, que son, al cabo, los que hacen que un espacio tenga vida y personalidad propia.
El efecto WOW
Utilizar un elemento o pieza de mobiliario de forma excepcional, por su tamaño, color o forma, es un recurso que busca crear un efecto sorpresa impactante en el visitante. Hay múltiples maneras de conseguirlo, pero una de las más efectivas es sobredimensionar un elemento para convertirlo en el centro óptico del espacio. Las lámparas y esculturas son especialmente susceptibles a este efecto, como lo demuestra este espectacular móvil que sirve de punto de unión visual entre varias plantas de un edificio de oficinas. Está realizado con miles de piezas de papel y madera de diferentes formas y patrones, que van cambiando modularmente por pisos hasta llegar a la planta baja. Sin duda, el efecto WOW está asegurado.
Código de color
El uso del color es una de las herramientas más efectivas para crear un sello de identidad en un espacio laboral. Se puede aplicar directamente en pintura de pared, laminados de colores, textiles, etc. Este es un buen ejemplo de cómo aplicarlo no solo para conseguir un efecto que acapara la atención, sino también para zonificar y, a la vez, aislar acústicamente el espacio. Los paneles, revestidos de un tejido acústico, crean un mosaico muy estudiado de formas y colores empolvados, todos ellos en tonos engamados. El resultado es un atractivo conjunto dinámico y muy moderno que da vida al espacio.
Superficies con despiece
Los revestimientos de pared pueden potenciar la estética del espacio, dando como resultado ambientes con movimiento y diversidad visual. El despiece, o colocación en diferentes sentidos de las piezas, es un recurso que anima visualmente las superficies, evitando la monotonía de los recubrimientos uniformes. Desde luego, este tipo de trabajos necesitan un buen diseño previo, tiempo de instalación y un presupuesto extra, ya que en muchos casos se precisan instaladores especializados para que las piezas casen según el diseño. Madera, cerámica, paneles, molduras y, en definitiva, cualquier material se puede aplicar de manera no tradicional para crear el efecto óptico deseado.
Romper con lo establecido
El diseño de esta escalera de caracol, ya en sí misma con un diseño sorprendente, guarda en su interior un efecto sorprendente: sus peldaños están revestidos con materiales de diferentes colores y diseños, dispuestos como un muestrario. Los diseñadores pudieron haberse conformado con unos peldaños tradicionales y ahorrarse una complicada composición, siendo, además, una escalera absolutamente sorprendente. No obstante, es aquí donde reside la diferencia entre un diseño correcto y un diseño brillante, que siempre va un paso más allá y eleva la creatividad a otra dimensión.
Contraste de materiales
Combinar materiales que, por su propia naturaleza, no parecen muy afines siempre da buen resultado si se hace con criterio estético. Los contrastes siempre resultan atractivos, es un punto de atención, despierta los sentidos y nos pone en alerta. ¿Cómo puede convivir la madera con el concreto, el cristal o el acero? Pues sí, en esta antítesis está la belleza de las combinaciones sorpresivas, que rompen con lo establecido y aportan un elemento emocional al diseño. Eso sí, la conjunción de materiales es solo apta para expertos que sepan asignar el material a elementos concretos.
Un toque de humor
Con frecuencia se tiende a pensar que las oficinas deben ser espacios asépticos y neutrales, sin elementos emotivos que connoten la decoración. Nada más lejos de las tendencias actuales, que cada vez más recurren al “diseño emocional” para crear entornos agradables, cercanos y amigables. De esta intención surgen los detalles con buena dosis de humor, aquellos que al verlos sacan una sonrisa al visitante. Como ejemplo de ello, hemos elegido estas imágenes de dos oficinas: a la izquierda, la pared de la zona de restaurante con una pared cubierta de piezas de una vajilla, todo ello tamizado por una capa de pintura blanca. Y a la derecha, una ingeniosa lámpara con brazos en forma de trompeta. Y es que un punto de humor puede hacer más divertida la vida en la oficina.
Déjate engañar
La pintura, los papeles pintados o vinílicos son aliados históricos para crear efectos ópticos sorprendentes. Los patrones geométricos, por ejemplo, unidos a espejos estratégicamente colocados, aumentan la profundidad espacial hasta el infinito, como lo demuestra la imagen de la izquierda. A la derecha, vemos un curioso ejemplo de geometrías difuminadas, que producen un efecto etéreo en la habitación. Son solo dos soluciones de las miles que se pueden conseguir con el fin de recrear un trampantojo, que, como su nombre anticipa, significa “engañar al ojo” (del francés trompe-l’œil).
Dios está en los detalles
Cerramos nuestro recorrido con estos dos detalles, que le dan la razón al maestro Mies van der Rohe. El detalle sorpresa puede estar en cualquier lugar y ser aplicado de mil maneras distintas. Una pata de escritorio pintada con un rabioso naranja o un pasamanos tallado dentro de la madera son una suerte de firma de autor que plasman, de manera brillante, una intencionalidad fina y elegante que hacen de cada proyecto un espacio único.