El Feng Shui es una antigua práctica china que se enfoca en la armonización de los espacios para mejorar la energía y promover el bienestar y la prosperidad. Aplicar principios de Feng Shui en las oficinas puede ayudar a crear un ambiente de trabajo más productivo y armonioso. Cuando se aplica a un espacio de oficina, puede suponer una diferencia tangible a la hora de crear un lugar de trabajo más tranquilo y productivo.
En este post contaremos algunas claves de cómo integrar elementos del Feng Shui para aportar más equilibrio a un entorno de oficina, incluidas las oficinas en casa y los espacios laborales compartidos.
¿Qué es el Feng Shui?
Literalmente significa “viento” (feng) y “agua” (shui). Este antiguo sistema filosófico chino de hace 3000 años trabaja con las leyes de la naturaleza como principio rector, a través del cual las personas armonizan sus vidas con su entorno.
El Feng Shui es una filosofía compleja, por lo que no podemos abarcarla toda en este breve artículo. Pero veamos algunos conceptos básicos con los que es fácil trabajar para mejorar el flujo de energía en una oficina.
Con el Feng Shui, los objetos de una habitación se disponen según el flujo de energía natural. El concepto también implica el uso de colores, materiales y la disposición de un espacio para crear un ambiente favorable.
Muchos empresarios asiáticos hacen todo lo posible por incorporar el Feng Shui a su entorno corporativo. En una encuesta fechada, el 70% de las empresas taiwanesas valoraban esta práctica, y cada empresa encuestada gastaba una media de 27.000 dólares estadounidenses en consultas sobre Feng Shui, diseños y honorarios de construcción.
La energía vital del Chi
La energía central con la que trabaja el Feng Shui se llama Chi (también escrito como Qi). El Chi es la fuerza vital que fluye a través de todos los seres vivos. Es la misma energía con la que la gente trabaja cuando practica T’ai Chi, Qi-gong o ejercicios de respiración.
El Ying y el Yang gobiernan el flujo del Chi. El Yin simboliza el lado pasivo, frío y femenino de la vida, mientras que el Yang encarna el lado activo, cálido y masculino. Cuando el Chi está en equilibrio y no hay excesos ni en un sentido ni en otro, hay armonía y equilibrio en el mundo natural, y la energía vital del Chi puede fluir suavemente por el espacio.
En este salón de un despacho directivo están representados los cinco elementos. El agua, casi siempre el más complicado de conseguir, está representado en el cuadro de un aplaya y en el azul laca de la puerta.
Los cinco elementos
De forma similar a los cuatro elementos occidentales (Fuego, Aire, Agua y Tierra), el Feng Shui gira en torno a cinco elementos fundamentales que rigen la naturaleza: Madera, Fuego, Tierra, Metal y Agua.
Cada uno de estos elementos desempeña un papel único en la conformación de la energía del espacio que nos rodea. Hay que pensar en ellos como los bloques de construcción del universo que influyen en todo, desde la naturaleza hasta nuestro estado de ánimo y nuestra salud.
La madera. Este elemento canaliza la creatividad y el crecimiento. Los árboles, las plantas o los objetos verdes pueden representar la madera.
El fuego. Es el elemento más poderoso. Crea pasión, energía, expansión, audacia y transformación. Las velas o el color rojo pueden aportar el elemento fuego a un espacio.
El agua. Este elemento está relacionado con la emoción y la inspiración. Los elementos de agua o los objetos de color azul pueden representar este elemento.
Tierra. El elemento tierra significa estabilidad y fuerza. El elemento tierra se incorpora introduciendo rocas, alfombras, libros viejos o cosas de color marrón o tostado.
Metal. El metal une todos los elementos y ofrece concentración y orden. Utiliza objetos metálicos o de color blanco, plateado o gris.
El escritorio HEOS de Limobel Inwo está colocado perpendicular a la entrada y al lado del ventanal, la ubicación óptica de la “posición de mando”.
La posición del escritorio: “la posición de mando”
La posición de mando o de poder está relacionada con la colocación del escritorio. Para un Feng Shui óptimo, el escritorio debe estar orientado hacia la puerta pero no directamente alineado con ella. Esta posición permite ver a cualquiera que entre en la oficina, lo que simboliza control y minimiza las sorpresas.
Lo ideal es que haya una pared sólida detrás de la persona y que tenga una visión clara de la entrada de la habitación. Un puesto de mando bien situado aporta sensaciones de control, seguridad, estabilidad y previsión.
Según los principios del Feng Shui, no es ideal que el escritorio esté orientado directamente hacia una ventana, ya que puede provocar distracciones y falta de apoyo en el trabajo. En su lugar, hay que colocar el escritorio de forma que la ventana esté a un lado, proporcionando una luz natural equilibrada sin deslumbramiento directo. Si la ventana está detrás, hay que asegurarse tener una pared de apoyo fuerte o algún tipo de respaldo que simbolice estabilidad y apoyo en las esfuerzos.
Multipuestos de trabajo organizados y divididos mediante estanterías con plantas.
Oficinas compartidas
En el caso de oficinas compartidas, los escritorios deben estar situados en el centro para que ambos empleados tengan una visión clara de la entrada.
Hay que evitar sentarse espalda con espalda o frente a frente, ya que estas posturas pueden crear conflictos. Es preferible escalonar los escritorios o crear una pequeña barrera con una planta u otro objeto para romper el espacio.
Si el espacio es lo suficientemente grande, se puede incluso utilizar estanterías abiertas o plantas como separadores naturales para crear zonas semiprivadas para vosotros sin bloquear el flujo del Chi.
Orden y organización
Una oficina acogedora, organizada y estéticamente atractiva es otro de los principio básico del Feng Shui. Es indispensable eliminar el desorden en todas las zonas de la oficina. Esto incluye el escritorio, el suelo y las estanterías. Los expertos creen que una oficina organizada puede aumentar la eficacia y la productividad, además de proporcionar claridad mental.
El papel de la luz natural
La luz natural potencia la energía y el estado de ánimo de las personas, por lo que tiene un valor incalculable en el Feng Shui. De hecho, datos recientes indican que la iluminación de las oficinas puede influir notablemente en la satisfacción, el estado de alerta, la comodidad y la seguridad de los empleados.
Las grandes ventanas o incluso los espejos colocados estratégicamente pueden ayudar a maximizar los niveles de luz natural.
Siempre que sea posible, utilice la luz natural de las ventanas. La luz amarillenta y fluorescente puede producir fatiga. Si tienes que utilizar luz artificial, opta por bombillas incandescentes de espectro completo.
El tono madera y el azul claro, sumado al verde de las plantas, crean un ambiente relajado y agradable.
Los colores en el Feng Shui
El Feng Shui considera que los colores potencian o inhiben ciertas conductas. A grandes rasgos describe los colores claros como los portadores de calma y tranquilidad. Mientras que los oscuros propician sensaciones contrarias, logrando disminuir los niveles de rendimiento y afectando directamente la creatividad.
Por esta razón, hay que evitar los tonos brillantes y estridentes. Los colores Feng Shui para oficinas deben crear equilibrio sin resultar abrumadores, como azules, verdes o incluso marrones o beiges terrosos, para fomentar la calma y la concentración.
Además, cada color está relacionado con uno de los cinco elementos (madera, fuego, tierra, metal o agua).
El naranja y el rojo son colores de fuego. Se asocian a la vitalidad y la pasión. Aunque propician la creatividad resultan poco adecuados para un puesto de trabajo, ya que reflejan agresividad y bloquean la posibilidad de la concentración. Así que debemos evitarlos a no ser que sea para espacios donde queremos generar actividad como salas de juegos o zonas comunes.
El blanco y el gris son colores de metal. El blanco es un color muy luminoso, simboliza la pureza, la confianza y la tranquilidad. Genera ambientes ordenados, limpios y visualmente atractivos. Propicia la objetividad, la concentración y el trabajo intelectual. Es un color muy recomendado para oficinas y para todo tipo de ambientes, aunque requiere ser complementado con otro color debido a su falta de calidez. Lo más adecuado será es combinarlo con otros colores suaves. El gris es una muy buena opción para la oficina, especialmente cuando se combina con otros tonos más cálidos, ya que solo puede resultar demasiado frío, pero aporta seriedad a cualquier ambiente.
Colores complementarios al azul y gris: verde claro y terracota.
El amarillo evoca sentimientos de alegría y simpatía. Sin embargo, ciertos tonos de amarillo pueden producir ansiedad. Por lo que debe usarse moderadamente. Los azules en cambio son colores muy recomendados ya que ayudan a la concentración y también nos hacen sentir mejor. Nos recuerdan los espacios abiertos, el cielo, el mar y dan mayor amplitud en espacios estrechos, por lo que puede ser un color ideal para un despacho.
Por su parte, el verde es un color muy natural y simboliza crecimiento. Resulta muy relajante en espacios con buena luz natural ya que evoca a la naturaleza. Y si se trata de tonos claros resulta ideal para prevenir la fatiga visual. El color verde es un impulsor de ideas nuevas e ingeniosas, por lo que resulta interesante y beneficioso para quienes están montando una empresa y requieren de ideas creativas e inspiradoras para realizar su trabajo. Asimismo, el verde agua o el lavanda son tonos Ying y resultan beneficiosos para propiciar la concentración mental.
Colores naturales y tonos tierra transmiten sensación de contención, de estabilidad y ayudan a dominar miedos y preocupaciones futuras. Se pueden introducir algunos detalles en colores vibrantes que aporten energía Yang para mantener la lucidez y el dinamismo, por ejemplo en objetos decorativos, cuadros o textiles.
La escalera azul hace de elemento acuífero en esta oficina, a modo de fuente.
Elementos naturales y orgánicos
Los expertos creen que incorporar elementos acuáticos y plantas al espacio de trabajo puede crear energía positiva.
Las plantas son siempre un elemento que simboliza purificación y naturaleza, por lo que son muy apreciadas en el Feng Shui.
Materiales naturales como la arcilla, el bambú y las fibras naturales son potenciadores de energía positiva y representan a los elementos tierra y madera.
Otra buena idea es colocar una fuente de agua en el centro del espacio para aportar energía calmante y mantener a raya el estrés.
También las formas orgánica sinuosas, curvas o redondeadas se consideran beneficiosas para el flujo de la energía Chi. Por eso se deben evitar muebles con ángulos pronunciados y líneas rectas.
Aunque esta imagen reproduce un jardín Zen, la filosofía nipona y el Feng Shui chino tienen muchos puntos en común, ya que en ambas se busca el ordenen y el equilibrio de la energía.
Objetos decorativos
En lugar de abarrotar la habitación con objetos colocados al azar, es preferible elegir con cuidado unos cuantos objetos Feng Shui bonitos que simbolicen tus aspiraciones, y dejar mucho espacio abierto para que la energía Chi fluya a su alrededor.
Se deben incorporar objetos decorativos que equilibren los cinco elementos del Feng Shui (madera, fuego, tierra, metal y agua) en su decoración. Por ejemplo, las velas o incienso (que representan el elemento fuego) son muy utilizadas en Feng Shui, así como las campañas (elemento metal) o los amuletos.
Finalmente, los espejos tienen un importantísimo papel, ya que potencian o bloquean el flujo de energía. Por ejemplo, hay que evitar ponerlos frente a la puerta porque la energía rebota y no llega a entrar en estancia. Además, hay que cuidar el reflejo del espejo, que no se vean cosas feas, rotas o desordenadas.
Existen consultores en interiorismo y Feng Shui que pueden ayudar a desarrollar un proyecto y diseñar el flujo de la energía de un espacio laboral. ¡Siempre recomendamos acudir a los expertos!
